MÁS SOBRE EL OPUS DEI
INTRODUCCIÓN
Ya había escrito sobre el tema del Opus Dei, cuando por casualidad di con un folleto escrito por un vocero de la Obra que me hizo reflexionar. En efecto, en él se lee: “Un día «Camino» fue quemado públicamente en un colegio de religiosas en Barcelona, ciudad en la cual el gobernador había dado orden de arrestar a Mons. Escrivá. El fundador había sido igualmente denunciado al Tribunal militar especial para la represión de la francmasonería; sus detractores cal al Opus Dei corno «esa rama judía de la masonería», o «esa secta judía en relación con la masonería»” (D. Le Tourneau, “El Opus Dei”, P.U.D.F., París, 1984). El tema me impactó y traté de profundizar sobre el asunto. Recuerdo que la revista “30 Giorni” abordó el problema. En el n° 5, de mayo de 1990, encontré un interesante artículo de Marina Ricci, en el cual se leía: “A fines de agosto de 1939 el Opus Dei abrió un oratorio... en Madrid. Se decía que estaba decorado con signos cabalísticos y masónicos” (M. Ricci: Presto un’aureola per Escrivá, “30 Giorni”, 5/5/90, pág. 14). Y también: “En 1941 (...) Escrivá (fue) denunciado al Tribunal especial para la represión de los crímenes de la masonería y del comunismo (...) Escrivá (...) fue igualmente denunciado en 1941 a las autoridades civiles de Barcelona. La acusación siempre era la misma: se afirmaba que bajo el nombre de Opus Dei se ocultaba una rama judía de la masonería (...) En un convento de religiosas carmelitas fue quemada públicamente una copia de «Camino», el primer libro escrito por Escrivá” (ibidem, pág. 15). Esta coincidencia me sorprendió, nunca hubiese imaginado una cosa parecida. Salvo que hallé por casualidad una serie de otros artículos muy interesantes que añadían otras informaciones a estos textos; Fabio Andriola entrevistó al gran maestre del Gran Oriente de Italia, el abogado Virgilio Gaito, y le preguntó: “¿Cuáles son las relaciones entre ustedes y la así llamada «masonería católica»? Pienso, respondió Gaito, que el Opus Dei tiene una visión universal muy amplia... Este Mario Conde... que hoy tiene el honor de las crónicas es un célebre representante del Opus Dei, y está también en el consejo de administración de una cierta sociedad que tiene como jefe al ex gran maestre Di Bernardo” (F. Andriola: La Loggia é una cara di vetro, en “L’Italia Settimanale”, 26/1/94, pág. 72). Además, el mismo Gaito reveló a “30 Giorni”: “En Lucerna, Suiza, Di Bernardo creó la Fundación Dignity. La preside el profesor Vittorio Mathieu que, me parece, pertenece al Opus Dei, y participa Giorgio Cavallo, ex rector de la Universidad de Turín, ex inscripto en la Logia P-2 (...) Está (...) el financista «opusdeísta» Mario Conde...” (G. Cubbeddu: Giuliano il teista, en “30 Giorni”, febrero de 1994, pág. 29). Pero esto no termina aquí. En un libro muy documentado se lee: “Fue Giuliano Di Bernardo quien, en 1970, pidió la inscripción en la Logia P-2... Los medios financieros y los fines de la Fundación Dignity parecen poco claros... Este organismo del cual es presidente Di Bernardo... y el banquero español Mario Conde, uno de los principales inspiradores... De la Fundación dependen una academia filosófica y un instituto de tradiciones místicas. Este último prepara un congreso sobre «el misticismo judío y cristiano»... el financista no sería otro que Mario Conde... próximo al Opus Dei. Entre los posibles mecenas de la Fundación Dignity se encuentra también Marc Rich... citado por Di Bernardo como dispensador de cursos de esoterismo judío...” (F. Andriola - M. Arcidiacono: “L’anno dei complotti”, Baldini y Castoldi, Milán, 1995, págs. 322-323).
¿OPUS DEI U OPUS JUDEI?
Pero el hecho que más me sorprendió fue un libro que me enviaron desde Colombia, titulado “Opus JUDEI”, escrito por José María Escriba (seguramente se trata de un seudónimo), publicado en 1994 por Orión Editores en Bogotá (Colombia). Este libro proporciona muchas informaciones que me resultaban completamente desconocidas sobre la vida, la doctrina y la obra de Mons. Escrivá. No todo es para tomar al pie de la letra, pero me parece que algunas afirmaciones están documentadas y son serias. Las someto al lector tal como el autor las presenta. Ante todo, el autor sostiene que muchas biografías elogiosas de Mons. Escrivá están llenas de inexactitudes: se le atribuyen una serie de estudios y de títulos sin ninguna justificación. “Por ejemplo que era Superior del Seminario San Francisco de Paula de Zaragoza... que fue profesor de Derecho Económico y de Derecho Romano en Zaragoza y en Madrid... que obtuvo la licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad de Zaragoza...” (J. M. Escriba: “Opus Judei”, ed. Orión, Bogotá, 1994, pág. 74).
LA FAMILIA DE MONS. ESCRIVÁ
José María Escriba Albás fue el segundo de seis hermanos. Nació el 9 de enero de 1902, en Barbastro, Huesca. Su padre, José Escriba Corzan se dedicó al comercio de tejidos (S. Bernal: “Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer”, RiaIp, Madrid, 1976, pág. 9). Francisco Umbral escribió en el diario “El País”: “España no es un tablero de oportunistas. El último fue Escrivá. Los Escrivá, una familia de comerciantes que huyó de noche de Barbastro para evitar a los acreedores” (“El País”, 20/1/86). Según Carandell, el ingreso al seminario de Mons. Escrivá habría sido dictado por las dificultades económicas de su familia (L. Carandell: “Vida y milagros de Monseñor Escrivá de Balaguer”, Editorial Laia, Barcelona, 1975, pág. 118).
SEMINARIO Y ADOLESCENCIA
El mismo Escrivá afirmó: “Nunca pensé en hacerme sacerdote, ni en entregarme a Dios... Incluso... me sentía anticlerical” (S. Bernal, op. cit., pág. 55). Pero, ¿cuál era la predisposición de Escrivá cuando tomó la decisión de comenzar los estudios eclesiásticos en el seminario? Él mismo nos responde: “No tenía ni uno sola virtud ni una sola peseta” (id., pág. 31). El insuficiente conocimiento del latín pesó mucho sobre la vida de Escrivá (L. Carandell, op. cit., págs. 142-143). Permaneció en el seminario de Logroño desde octubre de 1918 hasta septiembre de 1920, año en que partió hacia Zaragoza; según Carandell, Escrivá habría sido expulsado del seminario (id., pág. 147).
¿DELIRIO DE GRANDEZA?
El certificado de bautismo, como dice el autor de “Opus Judei”, que se conserva en el registro de la catedral de Barbastro, reza: “En Barbastro, el 13 de enero de 1902, el Padre Ángel Malo..., bautizó solemnemente a un niño nacido a las 22 horas del 9 de enero, hijo legítimo de don José ESCRIBA...” (cfr. J. M. Escriba, “Opus Judei”, pág. 123) Para estar todavía más seguro, me informé y pedí el acta de bautismo de la cual obtuve una fotocopia; ésta menciona exactamente lo mismo. Una nota al margen, añadida en 1943, indica el cambio del apellido por el de Escrivá (L. Carandell, op. cit págs. 79-80). ¿Por qué Mons. Escrivá, que nació “ESCRIBA”, evidentemente experimenta la necesidad de cambiar de apellido, sino para ocultar sus orígenes? Cuando el gran rabino de Roma, Israel Zolli se convirtió sincera y realmente al Cristianismo no cambió de apellido, ni tampoco el rabino Drach o los hermanos Lémann; al contrario, el que cambiaba su apellido era el marrano, que exteriormente se presentaba como cristiano e interiormente y de manera oculta judaizaba (cfr. “Sodalitium”, nº 39, págs. 4-19). Su apellido, pues, todavía era Escriba entre 1915 y 1918, cuando era estudiante en el Instituto secundario de Logroño, pero ya en esa época él firmaba Escrivá. El 16 de junio de 1940, nos informa el autor, apareció un edicto publicado en la Gaceta Oficial del Estado, en virtud del cual los hermanos Carmen, José María y Santiago Escrivá y Albás “eran autorizados a cambiar su apellido por Escrivá de Balaguer”. Entonces, después de 1918 y antes de 1940, Mons. Escrivá ya había cambiado su nombre de Escriba por Escrivá, y en 1940 agregó el título de Balaguer. En resumen, los cambios fueron: 1902) José María Escriba (con la B de Bologna; como se puede leer en el certificado de bautismo). 1915-1918) firma José María Escrivá (con la V de Venecia, y acento en la A). 1940) José María Escrivá de Balaguer. 1960) Josemaría (en una sola palabra) Escrivá de Balaguer. 1968) Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, marqués de Peralta.
“La concesión del título que exhibió a partir de 1968, se encontraba manchada por numerosas anomalías e irregularidades: por ejemplo, en la Diputación de la Nobleza se oculta fraudulentamente, en 1968, la manipulación del apellido Escriba, circunstan- cia que no aparece en el pedido de rehabilitación del título de marqués de Peralta, pedida por Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás” (J. M. Escriba, op. cit., pág. 126).
El título de marqués, como dignidad personal e intransferible, fue concedido por el archiduque Carlos de Austria a don Tomás de Peralta el 12 de febrero de 1718, y nunca ningún hijo ni heredero legítimo de don Tomás reivindicó un título intransferible. “Se calcula que la compra del título... costó, en la época, la suma de 250.000 pesetas” (id., pág. 127; cfr. Jesús infante: “La prodigiosa aventura del Opus Dei”, op. cit., pág. 32). El periodista Carandell se pregunta con razón: “¿Qué razón podía justificar el hecho de que Mons. Escrivá, fundador de un Instituto que persigue la santificación de sus miembros, haya pedido un título nobiliario?” (L. Carandell, op. cit. pág. 64). Otro periodista, Juan Gomis, escribió en la revista “El Ciervo” un artículo intitulado ¿Qué es esto, monseñor?, en el cual se preguntaba: “¿ Cómo es posible que un sacerdote aspire a estos honores?” Por su parte, el premio nobel de Literatura Camilo José Cela escribió: “Los religiosos no son ni marqueses ni condes (...) nada de esto es serio, la gente se reirá mucho de este marquesado” (cit. en J. M. Escriba, op. cit., pág. 129).
COINCIDENCIAS INQUIETANTES
Después de la muerte del primer ministro israelí Rabin, Mons. Javier Echevarría, actual prelado del Opus Dei, envía sus condolencias... a la Liga Antidifamatoria B’nai B’rith, por intermedio de la Sra. Lisa Palmieri Billig (que, como por casualidad, escribe en “Studi Cattolici”, revista del Opus Dei). Pues sabemos que la Sra. Billig es la representante italiana de B’nai B’rith. Sabemos también que Rabia era masón, como lo ha afirmado Virgilio Gaito (F. Torriero: Ferma é la Massoneria, “L’Italia Settimanale”, 22/02/1996, pág. 29). ¿Cómo es que el actual prelado del Opus Dei y sucesor de Mons. Escrivá y de Álvaro del Portillo, envía sus condolencias a la Sra. Billig “como representante en Italia de la Liga Antidifamatoria B’nai B’rith”? (cfr. carta del 6/11/1996). ¿Y cómo es que un importante y conocido miembro de la Masonería judía escribe en una revista del Opus Dei? Además, cuando murió Mons. Álvaro del Portillo, fue colocado en el suelo sobre un lienzo blanco, no en un lecho o en un cajón, como hacen los cristianos. ¿Un extraño ritual? No, los judíos tienen la costumbre de tender a sus muertos de esta manera, en el suelo, como se puede leer en las “Regole Ebraiche di lutto” (Carucci, ed. Roma, 1980, pág. 17): “LOS DESPOJOS SON... TENDIDOS EN EL SUELO”. ¿Simple coincidencia o criptojudaísmo?
ANOMALÍAS ASCÉTICAS Y PASTORALES DEL OPUS
Para concluir, quisiera retomar el discurso que había comenzado en “Sodalitium” (cfr. nº 40, págs. 69-71), a propósito de la concepción del trabajo en los escritos de ciertos autores del Opus. Le Tourneau, vocero del Opus, escribe: “Muy a menudo en la vida del pueblo cristiano el trabajo no es tomado como algo bueno en sí, sino como un medio ascético... Después de San Juan Crisóstomo se tiene la impresión que el cristiano medio no está llamado a vivir el Evangelio” (D. Le Tourneau: “El Opus Dei”, pág. 21). Y continúa: “La aparición de las Órdenes mendicantes (...) no comporta la afirmación del valor del trabajo profesional (...) Santo Tomás presenta las ocupaciones seculares como un obstáculo para la contemplación (...) En el curso de los siglos la atención se desvía del trabajo” (id., págs. 22-23). Y finalmente, después de quince siglos de catalepsia vino Escrivá... “Et Labor caro factum est”. Un poco más lejos, el teólogo del Opus precisa: “Una cierta evolución positiva es esbozada por el Renacimiento con hombres como... Erasmo” (pág. 23). Y sobre este punto, el autor cita al mismo Escrivá “El camino de la vocación religiosa me parece... necesario en la Iglesia, pero no es el mío, ni el de los miembros del Opus (...) Viniendo al Opus... lo hice con la condición explícita de no cambiar de estado” (id., pág. 25). Juan Pablo I dijo justamente que SI SAN FRANCISCO DE SALES PROPUSO UNA ESPIRITUALIDAD PARA LOS LAICOS, ESCRIVÁ PROPONE UNA ESPIRITUALIDAD LAICA [!] (id., pág. 26). Juan Morales afirma, después de haber estudiado siete obras de ediciones Rialp (del Opus), que la Obra “es un verdadero caballo de Troya en el seno de la Iglesia” (J. Morales: “El Opus Dei: su verdadera faz”, Madrid, 1991). El autor muestra a fuerza de citas que el espíritu de Mons. Escrivá era no solamente laico sino rotundamente anticlerical. Peter Berglar dice: “Escrivá estaba contento de hacer ordenar sus tres primeros sacerdotes, pero también triste de que no permaneciesen laicos” (P. Berglar: “Opus Dei”, Rialp, Madrid, pág. 218). Salvador Bernal escribe a este respecto: “Para nosotros (Mons. Escrivá), el Sacerdocio es una circunstancia, un accidente, ya que en el Opus la vocación de los sacerdotes y de los seglares es la misma” (S. Bernal: “Monseñor Escrivá de Balaguer”, Rialp, Madrid, pág. 153). Y un poco más lejos: “Las obras apostólicas organizadas por el Opus Dei (...) se gobiernan con una mentalidad laica (...) es por ese motivo que no son confesionales” (id., pág. 30). Estas doctrinas que eran miradas con desconfianza en la España de los años ‘40 (que expresan el culto del trabajo, del dinero, el laicismo, el anticlericalismo, que son la marca característica de la judeomasonería) han sido luego ratificadas por el Vaticano II, como dice Vázquez del Prada (Vázquez del Prada: “El fundador del Opus Dei”, Rialp, Madrid, pág 336): los miembros del Opus Dei no tienen ninguna dificultad en admitir el espíritu esencialmente innovador aunque aparentemente conservador de la Obra (una de las características más engañosas del Opus). A este respecto, José Miguel Ceja afirma: “La novedad de las enseñanzas de Mons. Escrivá (...) las páginas de «Camino» representaban una novedad casi, e incluso sin el casi, escandalosa” (J. M. Ceja: “Estudios sobre «Camino»”, Rialp, Madrid, 1988, pág. 100). Es significativo el hecho que según Escrivá el hombre ha sido creado por Dios no para conocerlo, amarlo y servirlo, sino PARA TRABAJAR, y para probar esta afirmación Mons. Escrivá no duda en desnaturalizar la significación de la Escritura donde se dice que Dios “puso al hombre en el jardín de delicias para cultivarlo” (Génesis, II, 15). El trabajo para el cristiano no es un fin, sino solamente un medio (incluso de santificación). Pare el calvinista y el talmudista, el trabajo puede ser un fin, ¡pero no para el católico! (cfr. “Sodalitium”, nº 40, pág. 70).
EL PLURALISMO
Mons. Escrivá decía que “El pluralismo no es más temido sino amado como una consecuencia legítima de la libertad personal” (“Reportaje a Mons. Escrivá de Balaguer”, ed. Fayard, París, pág. 126). “Su pasión por la libertad lo llevó a transformar las casas del Opus Dei en residencias interconfesionales” (N. Dehan: Un extraño fenómeno pastoral, el Opus Dei, “Le sel de la terre”, nº 11, invierno 1994-1995, pág. 135). Sobre esto, Berglar dice: “Cuando... el fundador obtuvo finalmente... el permiso para admitir en la Obra (...) a no católicos y no cristianos entre los «cooperadores», la familia espiritual del Opus Dei se completó” (P. Berglar “Opus Dei”, Rialp, pág. 244. Cfr. también Vázquez del Prada: “El Fundador del Opus Dei”, pág. 258). ¡Qué lástima que este espíritu ECUMENISTA y PANCRISTIANO haya sido condenado por “Mortalium Animos” de Pío X en 1928, como “alejándose completa-mente de la Religión revelada”!
PODER POLÍTICO DEL OPUS
En 1957, el Generalísimo Francisco Franco formó su 6° gobierno. Entraron nuevos ministros, y muchos de ellos eran tecnócratas; algunos pertenecían al Opus. “La economía española se encontraba en dificultades (...) el Caudillo buscaba hombres eficaces (...) sobre cuatro tecnócratas, tres son del Opus Dei (...) ellos emprendieron las reformas y comenzaron el aggiornamento (...) Cuanto más aumenta la influencia de ministros del Opus, más disminuye la de la Falange (...) Grupos de altos financistas llegaron a España (...) ellos elaboraron un plan de estabilización y prometieron que su aceptación aportaría toda clase de ventajas: la peseta se estabilizaría, el gobierno americano y los bancos estadounidenses (...) ayudarían. Sostenido por los economistas del Opus, el plan fue aceptado oficialmente por el gobierno en julio de 1959 (...) Estos tecnócratas obnubilados por la productividad, el éxito material a todo precio (...) tras sacrificar la parte alta, noble o espiritual del individuo para obtener el éxito, luego llamaron a los financistas internacionales, los políticos mundialistas. La España preservada, al menos oficialmente y por leyes, de la corrupción moral (...) ha abierto (gracias al Opus Dei) sus fronteras (...) para hacer entrar dinero (...) En 1961... las hordas occidentales trajeron a las playas españolas mil millones de dólares y los espectáculos inmorales y el fermento de corrupción del liberalismo. ¿España ha sacado verdadero provecho?” (N. Dehan, op. cit,, págs. 147-148). Distingo: en cuanto al trabajo (“opusdeísticamente” hablando, como fin del hombre), sí. Pero en cuanto al Reino de los Cielos (cristianamente hablando), pienso verdaderamente que no.
CONCLUSIÓN
Me parece que el dilema ante el cual nos encontrábamos al comienzo del artículo: OPUS DEI U OPUS JUDEI, puede ser fácilmente resuelto por el lector.
P. CURZIO NITOGLIA (tomado de “Sodalitium”, n°42, oct./nov. de 1996)